De relojes a gatos. El gran desafío organizacional del siglo XXI
Los vertiginosos cambios que están teniendo lugar en la economía y la sociedad como consecuencia de las crisis, están haciendo emerger un nuevo paradigma para la comprensión del lugar que en ellas deben ocupar las organizaciones.
Lo que estos cambios están mudando, entre otras cosas, es la metáfora de la organización: desde la vetusta visión maquinal (reloj) hacia una concepción de la organización como un organismo vivo (gato), en el cual el elemento central y determinante es precisamente la persona. Se ha invertido mucho en cosas y en la tecnificación, obsesivamente en digitalización, pero hoy más que nunca estamos tomando conciencia que el simple conocimiento técnico de los procesos no asegura el éxito en una organización. Son las personas que están detrás de todos estos mecanismos las que en definitiva determinan la eficacia y el logro de los objetivos. Y es el conocimiento que ellas tienen, apoyadas en herramientas tecnológicas, lo que garantiza la creación de aquella inteligencia colectiva que posibilita que las organizaciones creen más y mejor valor.
Desde mi perspectiva, los aspectos de mayor relevancia que caracterizan la nueva metáfora de la organización viva son los que a continuación les comparto:
- La eficiencia en la organización viva está relacionada con la autonomía de las personas, mientras que en la organización maquinal lo está con el control de los procesos.
- En la organización viva el aprendizaje se produce en forma natural y evolutivo, en la maquinal se diseña.
- La flexibilidad y disposición al cambio es otro atributo de la organización viva. En la mecanicista, la rigidez no deja espacio para la adaptación.
- Los errores son bienvenidos y estimulados, en la medida que son el camino para la innovación continua. Para la visión mecanicista todo debe funcionar como un reloj, por lo tanto el error es una equivocación.
- La organización viva se estructura como una red, como una interfaz, tanta hacia su ecosistema como hacia dentro. Las estructuras verticales y jerárquicas de la organización maquinal no son las adecuadas para generar los espacios de creatividad y confianza que requiere la apuesta de valor de una organización viva.
- La organización como organismo vivo requiere crear entre sus miembros un fuerte sentido de identidad y comunidad colectiva de valores. La organización maquinal ve a sus miembros como un recurso externo e intercambiable. Las organizaciones sostenibles futura se sustentarán en la creación de comunidades de prácticas basadas en el compartir valores.
- En este mismo sentido, estas organizaciones si quieren maximizar su potencial creativo y de aprendizaje, deberán abarcar y entender tanto sus estructuras formales como informales.
- Un nuevo liderazgo más facilitador y estratégico que cree las condiciones para la emergencia de lo nueve e innovador y las condiciones que potencien la creatividad. El estilo de liderazgo mesiánico y autoritario no es funcional a la organización emergente.
- A diferencia de la máxima del antiguo orden: la tecnología al servicio de la productividad. En el nuevo paradigma la tecnología debe estar al servicio de las personas, para fundamentalmente facilitar las redes de conversaciones y creación de conocimiento
- Se debe valorar el conocimiento tácito de las organizaciones, promoviendo su explicitación, difusión y explotación. Las organizaciones maquinales se han valorado principalmente en función de sus activos tangibles.